Tuvieron que salir al rescate los que NUNCA FALLAN (como han
demostrado durante toda la historia) para evitar otro "bochorno"
brindado por la inexplicable potra, ensañado colmo, desacerbada suerte y
efectividad en los momentos claves y sitios oportunos... que siempre han
sonreído al "mismo" en estos partidos. El destino no podía volver a
ser tan cruel con las 50.000 almas citadas en el santuario verdiblanco,
demostrando que si estaban allí... iban a tener su lugar en otro derbi que
muchos no olvidarán.
Después de que los 11 jugadores no supieran estar a la altura en los primeros 40 minutos, unido a los "fallo-regalos" de la defensa y un Adrián desconocido, junto a un gol ilegal en claro fuera de juego de 2 metros. Tuvo que salir la figura del mejor hombre del partido. Dorlan Pavón (5 goles ya) no falló en aprovechar el mal despeje del "hombre-leña", para picar con clase ante la salida del cancerbero sevillista, y empezar a provocar los primeros retorcijones de quienes habían "adelantado la fiesta". Ignorantes, como no se podía esperar menos, no contaban con el espíritu de un equipo, experto históricamente en estas "utópicas lides" y que iba a ser arropado por una afición doctorada en saber llevar en volandas y pelearse con la adversidad.
A la vuelta de vestuarios, Rubén Castro puso el segundo, al transformar el único penalty señalado (de los 2 existentes en el área rival) encendiendo al máximo una grada que transformaba todo su coraje en un ambiente ensordecedor (ante la privilegiada mirada de quienes solo están en las maduras) que era pura gasolina para los jugadores de Don Mel. Por justicia, el árbitro empezó a repartirla, despidiendo del terreno deportivo, a quien juega y usa en el mismo todo lo contrario, después de que el "hombre-leña" agrediera con desprecio y violencia a Cañas.
En merecida superioridad numérica y tiempo por delante, ni el destino ni la MAS GRANDE AFICIÓN podían permitir un sacrilegio en Heliópolis, ante un equipo que en cuanto dejó de acompañar la suerte y fallaron las fuerzas y velocidad en sus 2 mejores hombres, se le gastó el maquillaje... mostrándose al descubierto el verdadero rostro de un típico y vulgar conjunto ramplón de la mitad de la tabla hacia abajo.
Después de intentarlo hasta la saciedad, tuvo que llegar de la manera que más gusta, y con un "verdugo" que ni el mejor de los más enrevesados hubiera elegido. NOSSA, ese jugador motivo de mofa, y diana de interminables calificativos despectivos... se cobrara cumplida venganza, para poner un empate en el 89, que helaba la sangre de quienes creyeron ser dioses y pasaron a los mayores payasos (tal "comentarista" incluido)... y poniendo un merecido éxtasis de una grada que otorgaba el perdón (como siempre ha concedido) a unos jugadores que tardaron en captar el veneno y orgullo 40 minutos tarde.
No empatar, sino EVITAR y privar un resultado abultado del que no dudéis hubieran vendido como una gesta histórica, ES LA VICTORIA. Ver la cara de G--------S de TODOS esos al final del partido, era la mejor de las razones para celebrarlo.
Después de que los 11 jugadores no supieran estar a la altura en los primeros 40 minutos, unido a los "fallo-regalos" de la defensa y un Adrián desconocido, junto a un gol ilegal en claro fuera de juego de 2 metros. Tuvo que salir la figura del mejor hombre del partido. Dorlan Pavón (5 goles ya) no falló en aprovechar el mal despeje del "hombre-leña", para picar con clase ante la salida del cancerbero sevillista, y empezar a provocar los primeros retorcijones de quienes habían "adelantado la fiesta". Ignorantes, como no se podía esperar menos, no contaban con el espíritu de un equipo, experto históricamente en estas "utópicas lides" y que iba a ser arropado por una afición doctorada en saber llevar en volandas y pelearse con la adversidad.
A la vuelta de vestuarios, Rubén Castro puso el segundo, al transformar el único penalty señalado (de los 2 existentes en el área rival) encendiendo al máximo una grada que transformaba todo su coraje en un ambiente ensordecedor (ante la privilegiada mirada de quienes solo están en las maduras) que era pura gasolina para los jugadores de Don Mel. Por justicia, el árbitro empezó a repartirla, despidiendo del terreno deportivo, a quien juega y usa en el mismo todo lo contrario, después de que el "hombre-leña" agrediera con desprecio y violencia a Cañas.
En merecida superioridad numérica y tiempo por delante, ni el destino ni la MAS GRANDE AFICIÓN podían permitir un sacrilegio en Heliópolis, ante un equipo que en cuanto dejó de acompañar la suerte y fallaron las fuerzas y velocidad en sus 2 mejores hombres, se le gastó el maquillaje... mostrándose al descubierto el verdadero rostro de un típico y vulgar conjunto ramplón de la mitad de la tabla hacia abajo.
Después de intentarlo hasta la saciedad, tuvo que llegar de la manera que más gusta, y con un "verdugo" que ni el mejor de los más enrevesados hubiera elegido. NOSSA, ese jugador motivo de mofa, y diana de interminables calificativos despectivos... se cobrara cumplida venganza, para poner un empate en el 89, que helaba la sangre de quienes creyeron ser dioses y pasaron a los mayores payasos (tal "comentarista" incluido)... y poniendo un merecido éxtasis de una grada que otorgaba el perdón (como siempre ha concedido) a unos jugadores que tardaron en captar el veneno y orgullo 40 minutos tarde.
No empatar, sino EVITAR y privar un resultado abultado del que no dudéis hubieran vendido como una gesta histórica, ES LA VICTORIA. Ver la cara de G--------S de TODOS esos al final del partido, era la mejor de las razones para celebrarlo.
Para tener una apreciación
de lo ocurrido, no hay más que darse una vuelta por esos medios de comunicación
sevillis.., perdón sevillanos, para ver como se habla más de aislados gestos
personales, que de una remontada... les duele..., luego cabalgamos...
PD: Que GRANDE eres
PEPE...
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