Punto
que sabe a poco y a al menos, según se mire, ante un rival directo que vino
descaradamente a por el empate y aprovechó la única que tuvo gracias a un error
imperdonable. Por suerte o por méritos, al fin el esperado Pezzella entregó la
primera micra en ese "cesto del debe" que se le supone debe de
llenar, para nivelar a los 2 minutos. Pese a los arreones y el corazón, el
Sporting salió vivo de Heliópolis, pero con un golaverage, ese mismo que nos
condenó a un descenso o nos privó de un ascenso, ganado.
Aprender
a sufrir, para dejar de hacerlo, quisiéramos aspirar a algo más, pero las
aficiones no deciden lo que quieren...
o SI...?
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